A pesar del avance de las compras
y el consumo online, la identidad de nuestras ciudades se sigue nutriendo de la
presencia de los pequeños comercios y los locales tradicionales. En ellos se congregan clientes de toda la vida y también algunos nuevos que los van
descubriendo.
Abrir la puerta de un comercio local es sinónimo de
cercanÃa, por el vÃnculo que se genera entre el cliente y quien lo atiende. Es
muy gratificante que hacer una compra sencilla e intercambiar unas palabras más
allá de la transacción. Ese trato directo es una de las principales ventajas que
tienen los comercios de una ciudad, un pueblo o una calle.
Â
Es verdad que las ventas que se realizan por Internet siguen
creciendo y son cada vez más habituales para el consumidor tradicional. Pero
también es cierto que las pymes comerciales se están poniendo a la altura de
estas exigencias y desarrollan estrategias para estar presentes en el mundo
digital que recorren sus clientes (actuales y potenciales).
Para completar la incursión online de la manera más exitosa
posible hay que proceder de la manera más planificada posible. De esa manera,
se evitará caer en errores que pongan en peligro nuestra reputación. O
estaremos listos para solucionarlos.
Comprar a través de internet es sencillo, pero muchas veces
genera problemas. Quizás un producto que el cliente necesitaba no resulta como
esperaba. Lo quiere devolver y debe esperar a que te ingresen el importe. ¿Es
posible que tras comprar un producto a través de internet y tener una mala
experiencia, el cliente se decida por intentarlo en una tienda de su barrio?
Parece una paradoja, pero la
inmediatez no siempre es buena consejera. No es poco habitual que haya un error
con el envÃo de un producto o que no cumpla las expectativas de cliente al
verlo en persona. ¿Entonces? Quizás no sea tan extraño que, si disponemos de
diez minutos, adquiramos el mismo producto en un comercio local.
Las zonas de nuestras ciudades
que viven al ritmo de los comercios pequeños van a desaparecer. Pero cada uno
de esos locales tiene que hacer su parte. Los tiempos han cambiado y hay que salir
a la calle (tanto fÃsica como digital), para llamar la atención de los
clientes. Con cercanÃa, empatÃa y experiencias que les resulten atractivas y
permitan generar vÃnculos.
Para lograrlo, la iniciativa del
sector privado es fundamental. No sólo en cada local, sino con los comerciantes
y sus representantes trabajando de manera asociativa. Pero también es clave
buscar el apoyo de las autoridades locales y regionales, para que la puesta en
valor del comercio esté articulada con el desarrollo de las ciudades y forme
parte de las polÃticas públicas.
Las ventajas son la capacidad para generar conversaciones en
el mostrador y la posibilidad de tocar los productos. Esa es la verdadera magia
que permite que nuestras calles sigan vivas.
Fuente: Pymes y Autónomos.